“El Puerto, la puerta abierta a Barcelona” El testimonio del pecio Barceloneta I


El pecio Barceloneta I y los orígenes del puerto moderno

En el año 2008 se descubrieron los restos de un barco del siglo XV junto a la estación de Francia, donde se había excavado parte del baluarte de Migjorn de la antigua muralla de Mar y del primer muelle artificial del puerto de la ciudad. El pecio fue bautizado con el nombre de Barceloneta I. El testimonio de este barco, de origen cantábrico, probablemente vasco, en la Barcelona de la época es excepcional. No se ha encontrado ningún otro de este tipo en todo el Mediterráneo, lo que amplifica aún más la importancia mercantil de Barcelona, que, durante más de cuatrocientos años, desde el siglo XIII hasta el siglo XVI, fue uno de los puertos dominantes en el comercio y la legislación marítima internacional de la región.

El Port de Barcelona, comprometido con el patrimonio portuario y marítimo de la ciudad, ha colaborado con el Museo de Historia para hacer posible el proyecto de conservación y exposición del pecio. Gracias a esta colaboración, el Barceloneta I se puede ver en la antecámara del Palacio Real Mayor, entre el Salón del Tinell y la capilla de Santa Ágata.

 

En la estela del proyecto nace esta exposición virtual, que tiene por objeto difundir y poner al alcance de todos los públicos los conocimientos destacados fruto de los trabajos y estudios arqueológicos, históricos, de restauración, conservación y exposición del pecio. El Port de Barcelona pone en valor la historia que nos sirve de base y que nos impulsa a seguir siendo competitivos.

El Port de Barcelona, comprometido con el patrimonio portuario y marítimo de la ciudad, ha colaborado con el Museo de Historia para hacer posible el proyecto de conservación y exposición del pecio. Gracias a esta colaboración, el Barceloneta I se puede ver en la antecámara del Palacio Real Mayor, entre el Salón del Tinell y la capilla de Santa Ágata.

 

En la estela del proyecto nace esta exposición virtual, que tiene por objeto difundir y poner al alcance de todos los públicos los conocimientos destacados fruto de los trabajos y estudios arqueológicos, históricos, de restauración, conservación y exposición del pecio. El Port de Barcelona pone en valor la historia que nos sirve de base y que nos impulsa a seguir siendo competitivos.

Conservación de los restos del Barceloneta I. SAB

Goleta americana de seis mástiles para el transporte de carbón (1917). Archivo de la Autoridad Portuaria de Barcelona

Barceloneta I

¿Qué hace un barco del siglo XV junto a la estación de Francia?

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Grabado de una vista de Barcelona desde Montjuic publicado en 1572 en el libro Civitates Orbis Terrarum. La obra original, de 1535, es de Jan Cornelisz Vermeyen, pintor y diseñador de tapices neerlandés que trabajó al servicio del emperador Carlos V. AHCB

A la derecha de la imagen de este grabado de 1535, bajo el arcoíris, ante la muralla del litoral y sobresaliendo hacia un mar lleno de barcos y galeras en formación -preparadas quizás para la expedición a Túnez del mismo año-, se puede ver la forma del primer muelle de Barcelona, construido a partir de 1477. Cuando Jan Cornelisz Vermeyen pintó esta vista, el muelle ya enterraba los restos del barco que, en mayo de 2008, fueron descubiertos a los pies del baluarte de Migjorn, excavado entre la estación de Francia y la Barceloneta. El pecio, de mediados del siglo XV, se bautizó con el nombre de Barceloneta I.

Un pont de mar blava (“Un puente de mar azul”)

El Consulado de Mar y el comercio marítimo en el siglo XV

Los hombres de mar catalanes obtuvieron privilegios para gestionar con autonomía el tráfico marítimo a través, primero, de la Universidad de los Prohombres de Ribera en 1258 y, veinte años más tarde, del Consulado de Mercaderes. A mediados del siglo XIV surgió el Consulado de Mar, con sede en la Lonja, un edificio público y emblemático donde se reunían y negociaban mercaderes y comerciantes. Dos cónsules y un juez representaban en ultramar los intereses del comercio catalán y resolvían las querellas según la adaptación local del derecho marítimo implantado en todo el Mediterráneo. Barcelona obtuvo los privilegios reales para nombrar cónsules ultramarinos en el extranjero y tutelar directamente su propia expansión comercial. En el siglo XV ya había más de ochenta cónsules, incluidos los mallorquines.

  • Galera
  • Barco
  • Barcas
  • Escollera del puerto
  • Almacén de mercancías
  • Barcos fondeados
  • Puerta de Mar
  • Baluarte de Llevant
  • Baluarte de Migjorn
  • El baluarte de Ponent
  • Paseo sobre la muralla
  • Atarazanas Reales
  • El Morrot
  • Rec Comtal
  • Porxo del Forment y Lonja
  • Iglesia de Santa María del Mar
  • Convento de San Agustín
  • Iglesia de San Pedro de las Puellas
  • Las Ramblas
  • Los Estudios Generales
  • El Raval
  • Hospital de la Santa Cruz
  • Iglesia de Santa María del Pino
  • Catedral
  • Palacio Real Mayor
  • Huertas de San Beltrán
  • Sierra de Collserola
  • Monasterio de Pedralbes
  • Sarriá
  • Monte Ossa
  • Llano de Barcelona
  • Valle del Llobregat
  • Delta del Llobregat
  • Sierra del Garraf
  • Montseny
  • El faro de Montjuic
    En la cima de Montjuic, donde se ha documentado la presencia de la comunidad humana más antigua de Barcelona -del Epipaleolítico, después del periodo de las glaciaciones y antes del desarrollo de la agricultura-, en el siglo XV había un faro de vigía. La torre tenía un vigilante, marinero de oficio, que alertaba a la ciudad, con señales de vela durante el día y de fuego durante la noche, de cualquier peligro o amenaza que llegara por mar. El vigilante vivía con su familia en una casa junto al faro. Un camino los conectaba con la entrada a Barcelona por el portal de Santa Madrona, junto a las Atarazanas Reales.
  • Las Atarazanas Reales
    Con la expansión mediterránea de la casa de Barcelona en el siglo XIV, la ciudad creció social y económicamente como la capital de facto de un imperio marítimo. Impulsadas por Jaume I, las Atarazanas Reales eran una gran fábrica de embarcaciones ubicada frente al mar y al pie de Montjuic. Pedro III consolidó su construcción y afianzó, así, el poder naval de Barcelona y de la Corona catalano-aragonesa. En el siglo XVI se amplió el edificio con una gran sala gótica de ocho naves protegida por un baluarte construido al final de la muralla de Mar. Este baluarte enlazaba con la muralla del Raval. Las Atarazanas Reales acogen hoy el Museo Marítimo de Barcelona.
  • La muralla de Mar
    En 1285 se iniciaron las obras de construcción de una nueva muralla cuando la antigua muralla romana ya se encontraba casi totalmente absorbida por nuevas construcciones. La nueva muralla se mantuvo abierta en el frente marítimo para facilitar la entrada del comercio a la ciudad desde el mar. En esta abertura nacería el espacio mercantil más dinámico de Barcelona, presidido por la Lonja. A principios del siglo XVI se consolida toda la muralla de la ciudad, pero la de Mar continuará incompleta hasta la segunda mitad de siglo.
  • El puerto
    Después de un intento fallido a causa de un temporal en 1439, a finales del siglo XV la ciudad ya disponía de un primer puerto artificial gracias a la escollera construida a partir de 1477. Los trabajos llevados a cabo en el puerto facilitaron la acumulación de sedimentos en el área de la actual Barceloneta. Durante la segunda mitad del siglo XVI se cerró la muralla de Mar con la construcción de los baluartes de Llevant, Migjorn y Ponent, y de las plataformas artilleras de San Francisco y de la plaza del Vino. La fachada marítima de la ciudad se urbaniza con la incorporación del paseo sobre la muralla, las plantas superiores del edificio mercantil del Porxo del Forment (“Portal del Trigo”), la nueva Lonja y la monumental Puerta de Mar.
  • Anthonis van den Wijngaerde
    Pintor, dibujante, delineante, agrimensor, grabador y editor flamenco (Amberes, 1525 – Madrid, 1571) autor de esta vista de Barcelona desde la fachada marítima. En 1557, Wijngaerde se encuentra al servicio del rey español Felipe II con el encargo de dibujar paisajes y vistas de las principales ciudades de la Corona de Aragón y de Castilla. Se le conocen dibujos con vistas de ciudades como Génova, Roma, Nápoles, Madrid o Londres.

La Fachada Marítima durante la segunda mitad del siglo XVI

Atardecer en la ciudad desde el mar

Vista de la fachada marítima de Barcelona (1563). Anthonis van den Wijngaerde. ÖNB

Durante la segunda mitad del siglo XVI, tras la Guerra Civil catalana, la escasez de trigo y las epidemias de peste hicieron estragos en Cataluña y Barcelona. La integración del país en la monarquía hispánica y el imperio de los Habsburgo, seguida de la ausencia de los reyes, la castellanización de la nobleza y la consiguiente pérdida de la capitalidad política de Barcelona, provocaron un periodo de lenta decadencia. Sin embargo, la capital, como importante puerto de comercio marítimo y centro de las armadas mediterráneas del emperador Carlos V -sobre todo a raíz de la expedición a Túnez de 1535-, ganaba población.

El descubrimiento

Al excavar un parking bajo una estación de tren, aparecen un baluarte, un muelle y un barco

En agosto de 2006, la construcción de unos edificios de viviendas en los terrenos de una antigua estación de cercanías, junto a la actual estación de Francia, fue acompañada de una intervención supervisada por el Servicio de Arqueología de Barcelona. Se descubrieron los restos de la primera escollera del puerto (1477-1487) y del baluarte de Migjorn (1527), y los sótanos del depósito comercial (1862) del puerto proyectado por el ingeniero Josep Rafo.

Fotografías de Mikel Soberón, Pere Vives, Rafael Piera. SAB

La edificación incluía tres plantas de aparcamiento subterráneo y la excavación tuvo que descender por debajo del nivel de mar. Unos pozos bombeaban el agua salada para poder trabajar a profundidades superiores a los siete metros. En este contexto, en mayo de 2008 se encontró un pecio medieval. Un pecio son los restos de una embarcación, y de lo que esta contenía, después de haber sido abandonada. Por su ubicación, los arqueólogos lo bautizaron como Barceloneta I. Fue encontrado en posición horizontal a cinco metros de profundidad, con el forro exterior a la vista y la parte interna oculta.

Fotografías de Mikel Soberón, Pere Vives, Rafael Piera. SAB

Como el pecio siempre había estado sumergido en agua salada, los procesos de alteración se habían ralentizado. La falta de oxígeno permitió la conservación de la madera y de otros materiales orgánicos como fragmentos de cuerda, piezas de cuero o restos vegetales que en otras condiciones habrían desaparecido. A pesar de que su aspecto se preservaba bastante bien, el conjunto había perdido gran parte de su consistencia original.

Fotografías de Mikel Soberón, Pere Vives, Rafael Piera. SAB

El paso del medio subacuático a la superficie en poco tiempo representaba un riesgo para su conservación y hubo que remojar repetidamente los restos durante toda la excavación. Si bien una parte se asentaba sobre un lecho de limos estables, la otra lo hacía sobre arenas que se deslizaban a causa del vertido continuo de agua.

Fotografías de Mikel Soberón, Pere Vives, Rafael Piera. SAB

Asegurada la estabilidad con la colocación de bolsas llenas de arena, los restos fueron documentados con la mayor rapidez posible. Después se procedió al desmontaje de las piezas, el embalaje y el traslado al Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña (Gerona).

El primer puerto de Barcelona

La historia del primer puerto artificial de Barcelona

A pesar de la actividad marítima, hasta mediados del siglo XV el puerto de Barcelona no se dotó de un muelle artificial. Solo había tenido algunos puentes de madera construidos ocasionalmente como embarcaderos. De hecho, no le hacía falta porque ya disponía de un muelle natural, Les Tasques.

Rafaela Puig dibujó el primer muelle artificial del puerto de Barcelona en 1616. BNE

Les Tasques eran una gran barra de arena que discurría paralela al litoral a una distancia de unos doscientos metros. A su abrigo se formaba una laguna interior tranquila y navegable donde se configuraría un área portuaria, concentrada en el actual Pla del Palau, con actividades de carga, descarga, comercialización de mercancías, y reparación y construcción naval.

Con las finanzas saneadas gracias a la creación, en 1401, de la Taula de canvi -el primer banco público de Europa- el Consejo de Ciento transformó la fachada marítima en un espacio de representación del poder municipal. Unos treinta años más tarde, Alfonso el Magnánimo otorgó la licencia preceptiva para construir un puerto artificial y financiarlo a través de un nuevo tributo, el derecho de anclaje. Se daba respuesta a las exigencias de un tráfico naval en sus máximos históricos.

Para la construcción del muelle en el extremo oriental de la ciudad se decidió consolidar gran parte de Les Tasques con encofrados de madera llenos de mortero y piedra, pero un temporal en otoño de 1439 lo deshizo todo. La construcción se reanudó en 1446. Se emplearon tres pontones -o plataformas flotantes- que cargaban piedra en Montjuic y la vertían para formar la escollera.

Aquella primera fase puso de relieve las dificultades del proyecto. Al obstaculizar el flujo de los sedimentos transportados por la deriva litoral, la escollera provocaba el desgaste de la playa de poniente y la erosión de Les Tasques. La gran barra de arena que durante siglos había protegido la playa de Barcelona empezaba a perderse.

En 1477, acabada la Guerra Civil catalana (1462-1472), se reanudó el proyecto en el centro de la fachada marítima y siguiendo el trazado que se ha documentado arqueológicamente. La dirección de las obras se encargó al maestro siciliano Stacio Alessandrino, quien fue sustituido por el notario municipal Joan Maians. El proyecto, terminado en 1489, prolongaba la escollera hasta los restos de Les Tasques, que la erosión marina había transformado en una serie de islotes dispersos. La isla donde finalizaba el muelle recibió el nombre del notario barcelonés: isla de Maians.

Un siglo más tarde, el Consejo de Ciento amplió aquella primera infraestructura de unos 240 metros de largo y 15 de ancho añadiendo dos tramos de 186 metros cada uno. Este muelle medieval sería la base inicial del puerto de época moderna.

La (de)construcción de un pecio

El Barceloneta I, un barco de tingladillo en 3D

La continuidad de una tradición

El libro que recupera el hilo de la historia

Tras un periodo de estancamiento económico a partir de mediados del siglo XVI, el dinamismo recuperado a principios del siglo XVIII se ve interrumpido por el estallido de la Guerra de Sucesión y la derrota de Cataluña. A finales de este siglo el ilustrado historiador, militar, filólogo, estudioso de la economía marítima y político Antoni de Capmany i Montpalau (Barcelona, 1742 – Cádiz, 1813) escribe las Memorias históricas sobre la marina, comercio y artes de la antigua ciudad de Barcelona, libro publicado en Madrid en 1779. La obra de Capmany fue una aportación capital a la historia económica de Barcelona y representa una de las fuentes fundacionales que dieron impulso a la creación del puerto moderno durante la segunda mitad del siglo XIX. Los temas que analizó y relacionó en su trabajo son la marina de guerra y el poder naval, la marina mercante y el comercio, y las «artes útiles» o sectores productivos de la ciudad.

Escudo de Barcelona con la representación de la ciudad, el puerto y las Atarazanas Reales. A los lados, el dios del comercio, Mercurio, y el dios de la guerra, Marte, son la alegoría del poder económico de la ciudad

Dibujo de José Camarón. Grabado por Pasqual Pere Moles en 1779 para la cubierta de las Memorias históricas de Antoni de Capmany

El puerto de Barcelona en 1779 con numerosos barcos que muestran su importante actividad. En primer término, el faro, construido en 1772, indica la entrada a las aguas interiores

Dibujo de Pere Pau Montaña. Grabado por Pasqual Pere Moles para ilustrar la primera parte de las Memorias históricas, titulada “La Antigua Marina”

Representación del sector textil como «arte útil» o sector productivo de la ciudad sobre un fondo que muestra el comercio marítimo


Dibujo de Antonio Carnicero. Grabado por Pasqual Pere Moles para ilustrar la tercera parte de las Memorias históricas, titulada “Las Antiguas Artes de Barcelona”

Litografía publicada en 1856 dentro de la colección L’Espagne à vol d’oiseau. La obra original es de 1854 y fue diseñada por Alfred Guesdon. AHCB

El puerto antes del puerto moderno

Ilustrado por el arquitecto, dibujante y litógrafo bretón Alfred Guesdon (1808-1876)

Las mejores imágenes que representan el puerto y la fachada litoral de Barcelona a mediados del siglo XIX se deben al arquitecto, dibujante y litógrafo bretón Alfred Guesdon (Nantes, 1808-1876). La vista reproducida presenta el puerto en primer término. Se pueden ver los elementos de la infraestructura, las instalaciones y la actividad portuaria. A pesar del crecimiento de la actividad, el puerto era todavía una infraestructura menor.

A mediados del siglo XIX, durante la rápida industrialización de Barcelona y su entorno, el puerto presentaba grandes insuficiencias que limitaban el desarrollo económico. Los dos problemas esenciales eran la falta de abrigo suficiente y el bajo calado de los muelles y dársenas interiores, debido a la entrada de arena como consecuencia de la dinámica litoral de aportación de sedimentos.

  • El muelle Nuevo, construido entre 1816 y 1822
  • Farola para señalar la entrada del puerto
  • Almacenes y factoría de Talleres Nuevo Vulcano
  • Espigón interior con el faro de 1772
  • El muelle Viejo, más adelante llamado de la Barceloneta
  • Grúa o machina para elevar grandes pesos y arbolar barcos
  • Mercancías sobre el muelle
  • Pequeños almacenes en la playa interior del puerto
  • Pequeño embarcadero de pasajeros, construido en 1849
  • Draga de vapor
  • Vapor remolcando tres barcazas
  • Dos barcas de mesana
  • Vapor descargando sobre barcaza
  • Velero remolcado por dos barcas a remo
  • Barcos atracados de popa en el muelle Nuevo
  • Barcos fondeados frente al muelle Viejo
  • Taller de carpintero de ribera
  • Barcas pescando
  • Portal de Mar
  • Barceloneta
  • Huertas de San Beltrán
  • Atarazanas Reales
  • Muralla de Mar
  • Plaza Duque de Medinaceli
  • Santa María del Mar
  • Ramblas
  • Industrias de vapor del Raval
  • Iglesia de Santa María del Pino
  • Catedral
  • Palacio Real Mayor
  • Paseo de Gracia y Campos Elíseos
  • Ciudadela
  • Plaza de toros de la Barceloneta

Un ensanche de la ciudad hacia el mar

El puerto de Barcelona a finales del siglo XIX

Plan de Reforma y Ensanche de Ildefons Cerdà (1859). AHCB

La construcción de un puerto moderno e industrial

El plan de ensanche urbanístico de Barcelona (1859) del ingeniero Ildefons Cerdà, pionero del urbanismo moderno, ya incorporaba, con los conocimientos técnicos más avanzados del momento, el proyecto de un puerto industrial, diseñado por el ingeniero Josep Rafo. Con el derribo de las murallas y el impulso constructivo, el puerto encontró la oportunidad de crecer. En 1869 se constituyó la Junta de Obras del Puerto de Barcelona, responsable de su administración y gestión, con el objetivo de consolidar el aumento del tráfico y las actividades portuarias. En 1875 se terminaron las obras del puerto industrial en la versión del proyecto modificada por el primer director de la Junta de Obras, el ingeniero Mauricio Garrán. A finales de siglo, las mejoras ya eran insuficientes debido al crecimiento del tráfico marítimo.

El Puerto crece

100 años de ampliación

A finales del siglo XIX, el puerto necesitaba muelles más amplios y de mayor calado, así como instalaciones más potentes para la carga y descarga de mercancías. Para solucionarlo, el presidente de la Junta de Obras, Carlos de Angulo, proyectó su ampliación entre 1900 y 1904. Definió la prolongación del dique del Este y la construcción de un contradique de aguas abrigadas con muelles anchos, largos, profundos y bien equipados con almacenes y grúas eléctricas. Las obras se terminaron en 1925. Hasta 1965, en el puerto no se haría ninguna otra mejora ni ampliación.

Los bombardeos sobre la ciudad durante la Guerra Civil española (1936-1939) y la posterior autarquía franquista afectaron las infraestructuras y el tráfico portuarios. La política económica de la dictadura no se modificó hasta la década de 1960. Entonces el carbón, como principal mercancía, dio paso a los cementos, los derivados del petróleo y el gas natural. Aparecieron también los contenedores. En 1965, el puerto se amplió hacia los pies del Morrot de Montjuic y hacia el Llobregat. Las obras, que se alargaron hasta finales de los años ochenta, aportaron una terminal de contenedores, un muelle de inflamables, una terminal de automóviles, una central de transportes terrestres e instalaciones especializadas.

Al llegar la década de 1980, el puerto pasa a ser administrado como Puerto Autónomo de Barcelona y, con la colaboración de la iniciativa privada, lleva a cabo tres proyectos pioneros: el primero, el plan especial del Puerto Viejo (1989), con la apertura al público del área lindante con la ciudad; el segundo, el desarrollo del tráfico de cruceros, fruto de los Juegos Olímpicos (1992), y el tercero, la creación de la Zona de Actividades Logísticas, ZAL (1990), una gran plataforma de recepción, actividades y distribución de mercancías. Posteriormente, un nuevo plan director (1998) ampliaría el puerto duplicando sus superficies operativas entre los años 2001 y 2011. Fruto de esta ampliación, en veinte años -de 1998 a 2018- el tráfico de mercancías pasó de 24,7 a 67,7 millones de toneladas.

Cronología

del puerto

El pasado presente

 

Desde la creación de la Junta de Obras, el puerto ha crecido gracias a cuatro grandes proyectos y sus obras correspondientes.

Mercè Conesa

Presidenta del Puerto de Barcelona

(Portal de la Pau, 4 de marzo de 2021)

José Alberto Carbonell

Director general del Puerto de Barcelona

(Portal de la Pau, 4 de marzo de 2021)

  • El puerto logístico es la zona destinada al desarrollo de servicios logísticos vinculados a la actividad portuaria. Es un centro internodal que ofrece distintos servicios mediante el alquiler de naves.
  • El puerto de la energía es la zona destinada a los derivados del petroleo, gases y productos químicos.
    Tiene un papel clave en la recepción, el almacenaje y la distribución de los recursos energéticos de un amplio territorio.
  • El puerto comercial se destina a la carga y descarga de mercancías. Dispone de terminales especializadas y polivalentes y de instalaciones para el cabotaje con las islas Baleares y otros puertos cercanos.
  • El puerto de los pasajeros es la zona para los ferris y cruceros. Dispone de terminales marítimas especializadas en función del tráfico.
  • El puerto Viejo es el puerto urbano, abierto a los ciudadanos y reconocido en todo el mundo como paradigma de integración entre puerto y ciudad.
    Con 70 hectáreas, concentra la actividad portuaria y pesquera y los servicios de náutica y deporte, cultura y formación, negocios, comercio y ocio.
  • Entre el Portal de Mar y el antiguo baluarte de Migjorn, hoy al lado de la estación de Francia, es donde se encontraron en 2008 los restos del primer puerto artificial de Barcelona, construido a partir de 1477 y que se convirtió en la base inicial de reformas hasta el puerto actual.
    Al lado del espigón medieval, apareció el pecio Barceloneta I.

Carta Histórica de Barcelona

Evolución cartográfica del litoral, la fachada marítima y el puerto de Barcelona

Epílogo

El puerto y la ciudad

 

La Carta Histórica de Barcelona visualiza la evolución de la ciudad y de su litoral al amparo de la intensa actividad comercial y portuaria que, a mediados del siglo XV, culminaba con la creación del primer muelle de Barcelona. Desde entonces, el puerto se ha convertido en la principal infraestructura y motor económico de Barcelona y Cataluña.

 

El Barceloneta I evidencia y evoca el intenso tráfico marítimo medieval. El primer muelle, a su vez, fue la base inicial del puerto de época moderna, el núcleo principal de las reformas de finales del siglo XIX y, 150 años más tarde, del puerto contemporáneo. Un puerto del siglo XXI que nos conecta con el mundo como ya lo hacía más de 600 años atrás.

Créditos y agradecimientos

El Puerto de Barcelona se compromete con el patrimonio y la historia de Barcelona y de Cataluña y trabaja para su conservación y difusión.

La realización de esta exposición se ha hecho en colaboración con el Museo de Historia de Barcelona.

Agradecimiento especial a Antoni Gelonch, presidente del Cercle del Museu d’Història de Barcelona (Casa Padellàs, 10 de marzo de 2021) Ver vídeo

Fuentes documentales

El Puerto de Barcelona. De la creación de la Junta de Obras a la actualidad (1869-2019), de Joan Alemany. Autoridad Portuaria de Barcelona, 2019.
Barcelona, capital mediterránea – La metamorfosis medieval, siglos XIII-XV. Libro de sala n.º 30. MUHBA, 2019.
Barcelona, puerto mediterráneo entre océanos. El testimonio del barco Barceloneta I. Libro de sala n.º 33. MUHBA, 2021.

Fondo gráfico y multimedia

Archivo de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB)
Archivo Fotográfico de Barcelona (AFB)
Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona (AHCB)
Filmoteca de Catalunya (FC)
Imagen procedente del fondo de la Biblioteca Nacional de España (BNE)
Österreichische Nationalbibliothek (ÖNB)
Servicio de Arqueología de Barcelona (SAB)
Carta Histórica de Barcelona. MUHBA.
Modelo del barco: Marcel Pujol, Lluís Rovira y Bruno Parès
Diseño del mapa de los Consulados de Mar: Andrea Manenti

Aportación de contenidos y asesoramiento

Equipo del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA), Mikel Soberón, Aina Mercader y Joan Alemany

ESTRATEGIA CORPORATIVA

Quaderna, Estratègia Corporativa

Audiovisuales e interactivos

Tururut, Art Infogràfic y Paula Ustarroz

Corrección y traducciones

Gemma Garcia Reverte y Allan Bebbington

Producción y comunicación

Produccions Planetàries Solucions Audiovisuals

Realización

Port de Barcelona
Departamento de Patrimonio Cultural
Barcelona, mayo de 2021

Proyecto de ampliación del puerto de Josep Rafo, de 1859

(Archivo de la Autoridad Portuaria de Barcelona)

El primer proyecto elaborado por el ingeniero Josep Rafo i Tolosa, aprobado en 1860, consistía en la construcción del dique Este, del dique Oeste -o contradique- y de tres grandes muelles que daban lugar a tres dársenas y un antepuerto. El proyecto se llevó a cabo en las obras realizadas fundamentalmente entre 1869 y 1875, y solo se construyeron las infraestructuras exteriores de los diques Este y Oeste, y de los muelles de Ribera.

Proyecto de Mauricio Garrán de 1873

(Archivo de la Autoridad Portuaria de Barcelona)

La distribución interior de los muelles y dársenas no se llevó a cabo según la propuesta de 1860, sino que en 1873 se aprobó otro proyecto firmado por el primer director de la Junta de Obras, el ingeniero Mauricio Garrán. Con las obras realizadas entre 1869 y 1875 se empezaron a superar los problemas históricos de insuficiencia de resguardo y relleno interior y en las tres últimas décadas del siglo XIX fue posible un gran crecimiento del tráfico.

El puerto resultante de las obras de los proyectos aprobados en 1860 y en 1873 acogió eventos importantes de la ciudad como la Exposición Universal de 1888. La vista muestra las escuadras en el puerto con motivo de la inauguración de la Exposición Universal. Dibujo de A. Caula. AHCB

El pecio Barceloneta I y los orígenes del puerto moderno



En el año 2008 se descubrieron los restos de un barco del siglo XV junto a la estación de Francia, donde se había excavado parte del baluarte de Migjorn de la antigua muralla de Mar y del primer muelle artificial del puerto de la ciudad. El pecio fue bautizado con el nombre de Barceloneta I. El testimonio de este barco, de origen cantábrico, probablemente vasco, en la Barcelona de la época es excepcional. No se ha encontrado ningún otro de este tipo en todo el Mediterráneo, lo que amplifica aún más la importancia mercantil de Barcelona, que, durante más de cuatrocientos años, desde el siglo XIII hasta el siglo XVI, fue uno de los puertos dominantes en el comercio y la legislación marítima internacional de la región.



El Port de Barcelona, comprometido con el patrimonio portuario y marítimo de la ciudad, ha colaborado con el Museo de Historia para hacer posible el proyecto de conservación y exposición del pecio. Gracias a esta colaboración, el Barceloneta I se puede ver en la antecámara del Palacio Real Mayor, entre el Salón del Tinell y la capilla de Santa Ágata.

 

En la estela del proyecto nace esta exposición virtual, que tiene por objeto difundir y poner al alcance de todos los públicos los conocimientos destacados fruto de los trabajos y estudios arqueológicos, históricos, de restauración, conservación y exposición del pecio. El Port de Barcelona pone en valor la historia que nos sirve de base y que nos impulsa a seguir siendo competitivos.





Conservación de los restos del Barceloneta I. SAB

Goleta americana de seis mástiles para el transporte de carbón (1917). Archivo de la Autoridad Portuaria de Barcelona



Barceloneta I

¿Qué hace un barco del siglo XV junto a la estación de Francia?



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Grabado de una vista de Barcelona desde Montjuic publicado en 1572 en el libro Civitates Orbis Terrarum. La obra original, de 1535, es de Jan Cornelisz Vermeyen, pintor y diseñador de tapices neerlandés que trabajó al servicio del emperador Carlos V. AHCB

A la derecha de la imagen de este grabado de 1535, bajo el arcoíris, ante la muralla del litoral y sobresaliendo hacia un mar lleno de barcos y galeras en formación -preparadas quizás para la expedición a Túnez del mismo año-, se puede ver la forma del primer muelle de Barcelona, construido a partir de 1477. Cuando Jan Cornelisz Vermeyen pintó esta vista, el muelle ya enterraba los restos del barco que, en mayo de 2008, fueron descubiertos a los pies del baluarte de Migjorn, excavado entre la estación de Francia y la Barceloneta. El pecio, de mediados del siglo XV, se bautizó con el nombre de Barceloneta I.



Un pont de mar blava (“Un puente de mar azul”)

El Consulado de Mar y el comercio marítimo en el siglo XV



Los hombres de mar catalanes obtuvieron privilegios para gestionar con autonomía el tráfico marítimo a través, primero, de la Universidad de los Prohombres de Ribera en 1258 y, veinte años más tarde, del Consulado de Mercaderes. A mediados del siglo XIV surgió el Consulado de Mar, con sede en la Lonja, un edificio público y emblemático donde se reunían y negociaban mercaderes y comerciantes. Dos cónsules y un juez representaban en ultramar los intereses del comercio catalán y resolvían las querellas según la adaptación local del derecho marítimo implantado en todo el Mediterráneo. Barcelona obtuvo los privilegios reales para nombrar cónsules ultramarinos en el extranjero y tutelar directamente su propia expansión comercial. En el siglo XV ya había más de ochenta cónsules, incluidos los mallorquines.







  • Galera
  • Barco
  • Barcas
  • Escollera del puerto
  • Almacén de mercancías
  • Barcos fondeados
  • Puerta de Mar
  • Baluarte de Llevant
  • Baluarte de Migjorn
  • El baluarte de Ponent
  • Paseo sobre la muralla
  • Atarazanas Reales
  • El Morrot
  • Rec Comtal
  • Porxo del Forment y Lonja
  • Iglesia de Santa María del Mar
  • Convento de San Agustín
  • Iglesia de San Pedro de las Puellas
  • Las Ramblas
  • Los Estudios Generales
  • El Raval
  • Hospital de la Santa Cruz
  • Iglesia de Santa María del Pino
  • Catedral
  • Palacio Real Mayor
  • Huertas de San Beltrán
  • Sierra de Collserola
  • Monasterio de Pedralbes
  • Sarriá
  • Monte Ossa
  • Llano de Barcelona
  • Valle del Llobregat
  • Delta del Llobregat
  • Sierra del Garraf
  • Montseny
  • El faro de Montjuic
    En la cima de Montjuic, donde se ha documentado la presencia de la comunidad humana más antigua de Barcelona -del Epipaleolítico, después del periodo de las glaciaciones y antes del desarrollo de la agricultura-, en el siglo XV había un faro de vigía. La torre tenía un vigilante, marinero de oficio, que alertaba a la ciudad, con señales de vela durante el día y de fuego durante la noche, de cualquier peligro o amenaza que llegara por mar. El vigilante vivía con su familia en una casa junto al faro. Un camino los conectaba con la entrada a Barcelona por el portal de Santa Madrona, junto a las Atarazanas Reales.
  • Las Atarazanas Reales
    Con la expansión mediterránea de la casa de Barcelona en el siglo XIV, la ciudad creció social y económicamente como la capital de facto de un imperio marítimo. Impulsadas por Jaume I, las Atarazanas Reales eran una gran fábrica de embarcaciones ubicada frente al mar y al pie de Montjuic. Pedro III consolidó su construcción y afianzó, así, el poder naval de Barcelona y de la Corona catalano-aragonesa. En el siglo XVI se amplió el edificio con una gran sala gótica de ocho naves protegida por un baluarte construido al final de la muralla de Mar. Este baluarte enlazaba con la muralla del Raval. Las Atarazanas Reales acogen hoy el Museo Marítimo de Barcelona.
  • La muralla de Mar
    En 1285 se iniciaron las obras de construcción de una nueva muralla cuando la antigua muralla romana ya se encontraba casi totalmente absorbida por nuevas construcciones. La nueva muralla se mantuvo abierta en el frente marítimo para facilitar la entrada del comercio a la ciudad desde el mar. En esta abertura nacería el espacio mercantil más dinámico de Barcelona, presidido por la Lonja. A principios del siglo XVI se consolida toda la muralla de la ciudad, pero la de Mar continuará incompleta hasta la segunda mitad de siglo.
  • El puerto
    Después de un intento fallido a causa de un temporal en 1439, a finales del siglo XV la ciudad ya disponía de un primer puerto artificial gracias a la escollera construida a partir de 1477. Los trabajos llevados a cabo en el puerto facilitaron la acumulación de sedimentos en el área de la actual Barceloneta. Durante la segunda mitad del siglo XVI se cerró la muralla de Mar con la construcción de los baluartes de Llevant, Migjorn y Ponent, y de las plataformas artilleras de San Francisco y de la plaza del Vino. La fachada marítima de la ciudad se urbaniza con la incorporación del paseo sobre la muralla, las plantas superiores del edificio mercantil del Porxo del Forment (“Portal del Trigo”), la nueva Lonja y la monumental Puerta de Mar.
  • Anthonis van den Wijngaerde
    Pintor, dibujante, delineante, agrimensor, grabador y editor flamenco (Amberes, 1525 - Madrid, 1571) autor de esta vista de Barcelona desde la fachada marítima. En 1557, Wijngaerde se encuentra al servicio del rey español Felipe II con el encargo de dibujar paisajes y vistas de las principales ciudades de la Corona de Aragón y de Castilla. Se le conocen dibujos con vistas de ciudades como Génova, Roma, Nápoles, Madrid o Londres.


Vista de la fachada marítima de Barcelona (1563). Anthonis van den Wijngaerde. ÖNB



La Fachada Marítima durante la segunda mitad del siglo XVI

Atardecer en la ciudad desde el mar



Durante la segunda mitad del siglo XVI, tras la Guerra Civil catalana, la escasez de trigo y las epidemias de peste hicieron estragos en Cataluña y Barcelona. La integración del país en la monarquía hispánica y el imperio de los Habsburgo, seguida de la ausencia de los reyes, la castellanización de la nobleza y la consiguiente pérdida de la capitalidad política de Barcelona, provocaron un periodo de lenta decadencia. Sin embargo, la capital, como importante puerto de comercio marítimo y centro de las armadas mediterráneas del emperador Carlos V -sobre todo a raíz de la expedición a Túnez de 1535-, ganaba población.





















El descubrimiento

Al excavar un parking bajo una estación de tren, aparecen un baluarte, un muelle y un barco



En agosto de 2006, la construcción de unos edificios de viviendas en los terrenos de una antigua estación de cercanías, junto a la actual estación de Francia, fue acompañada de una intervención supervisada por el Servicio de Arqueología de Barcelona. Se descubrieron los restos de la primera escollera del puerto (1477-1487) y del baluarte de Migjorn (1527), y los sótanos del depósito comercial (1862) del puerto proyectado por el ingeniero Josep Rafo.





Fotografías de Mikel Soberón, Pere Vives, Rafael Piera. SAB



La edificación incluía tres plantas de aparcamiento subterráneo y la excavación tuvo que descender por debajo del nivel de mar. Unos pozos bombeaban el agua salada para poder trabajar a profundidades superiores a los siete metros. En este contexto, en mayo de 2008 se encontró un pecio medieval. Un pecio son los restos de una embarcación, y de lo que esta contenía, después de haber sido abandonada. Por su ubicación, los arqueólogos lo bautizaron como Barceloneta I. Fue encontrado en posición horizontal a cinco metros de profundidad, con el forro exterior a la vista y la parte interna oculta.

Fotografías de Mikel Soberón, Pere Vives, Rafael Piera. SAB



Como el pecio siempre había estado sumergido en agua salada, los procesos de alteración se habían ralentizado. La falta de oxígeno permitió la conservación de la madera y de otros materiales orgánicos como fragmentos de cuerda, piezas de cuero o restos vegetales que en otras condiciones habrían desaparecido. A pesar de que su aspecto se preservaba bastante bien, el conjunto había perdido gran parte de su consistencia original.





Fotografías de Mikel Soberón, Pere Vives, Rafael Piera. SAB



El paso del medio subacuático a la superficie en poco tiempo representaba un riesgo para su conservación y hubo que remojar repetidamente los restos durante toda la excavación. Si bien una parte se asentaba sobre un lecho de limos estables, la otra lo hacía sobre arenas que se deslizaban a causa del vertido continuo de agua.

Fotografías de Mikel Soberón, Pere Vives, Rafael Piera. SAB



Asegurada la estabilidad con la colocación de bolsas llenas de arena, los restos fueron documentados con la mayor rapidez posible. Después se procedió al desmontaje de las piezas, el embalaje y el traslado al Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña (Gerona).





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El primer puerto de Barcelona

La historia del primer puerto artificial de Barcelona



A pesar de la actividad marítima, hasta mediados del siglo XV el puerto de Barcelona no se dotó de un muelle artificial. Solo había tenido algunos puentes de madera construidos ocasionalmente como embarcaderos. De hecho, no le hacía falta porque ya disponía de un muelle natural, Les Tasques.





Rafaela Puig dibujó el primer muelle artificial del puerto de Barcelona en 1616. BNE

Les Tasques eran una gran barra de arena que discurría paralela al litoral a una distancia de unos doscientos metros. A su abrigo se formaba una laguna interior tranquila y navegable donde se configuraría un área portuaria, concentrada en el actual Pla del Palau, con actividades de carga, descarga, comercialización de mercancías, y reparación y construcción naval.

Con las finanzas saneadas gracias a la creación, en 1401, de la Taula de canvi -el primer banco público de Europa- el Consejo de Ciento transformó la fachada marítima en un espacio de representación del poder municipal. Unos treinta años más tarde, Alfonso el Magnánimo otorgó la licencia preceptiva para construir un puerto artificial y financiarlo a través de un nuevo tributo, el derecho de anclaje. Se daba respuesta a las exigencias de un tráfico naval en sus máximos históricos.

Para la construcción del muelle en el extremo oriental de la ciudad se decidió consolidar gran parte de Les Tasques con encofrados de madera llenos de mortero y piedra, pero un temporal en otoño de 1439 lo deshizo todo. La construcción se reanudó en 1446. Se emplearon tres pontones -o plataformas flotantes- que cargaban piedra en Montjuic y la vertían para formar la escollera.

Aquella primera fase puso de relieve las dificultades del proyecto. Al obstaculizar el flujo de los sedimentos transportados por la deriva litoral, la escollera provocaba el desgaste de la playa de poniente y la erosión de Les Tasques. La gran barra de arena que durante siglos había protegido la playa de Barcelona empezaba a perderse.

En 1477, acabada la Guerra Civil catalana (1462-1472), se reanudó el proyecto en el centro de la fachada marítima y siguiendo el trazado que se ha documentado arqueológicamente. La dirección de las obras se encargó al maestro siciliano Stacio Alessandrino, quien fue sustituido por el notario municipal Joan Maians. El proyecto, terminado en 1489, prolongaba la escollera hasta los restos de Les Tasques, que la erosión marina había transformado en una serie de islotes dispersos. La isla donde finalizaba el muelle recibió el nombre del notario barcelonés: isla de Maians.

Un siglo más tarde, el Consejo de Ciento amplió aquella primera infraestructura de unos 240 metros de largo y 15 de ancho añadiendo dos tramos de 186 metros cada uno. Este muelle medieval sería la base inicial del puerto de época moderna.

La (de)construcción de un pecio

El Barceloneta I, un barco de tingladillo en 3D











La continuidad de una tradición

El libro que recupera el hilo de la historia



Tras un periodo de estancamiento económico a partir de mediados del siglo XVI, el dinamismo recuperado a principios del siglo XVIII se ve interrumpido por el estallido de la Guerra de Sucesión y la derrota de Cataluña. A finales de este siglo el ilustrado historiador, militar, filólogo, estudioso de la economía marítima y político Antoni de Capmany i Montpalau (Barcelona, 1742 - Cádiz, 1813) escribe las Memorias históricas sobre la marina, comercio y artes de la antigua ciudad de Barcelona, libro publicado en Madrid en 1779. La obra de Capmany fue una aportación capital a la historia económica de Barcelona y representa una de las fuentes fundacionales que dieron impulso a la creación del puerto moderno durante la segunda mitad del siglo XIX. Los temas que analizó y relacionó en su trabajo son la marina de guerra y el poder naval, la marina mercante y el comercio, y las "artes útiles" o sectores productivos de la ciudad.



Escudo de Barcelona con la representación de la ciudad, el puerto y las Atarazanas Reales. A los lados, el dios del comercio, Mercurio, y el dios de la guerra, Marte, son la alegoría del poder económico de la ciudad

Dibujo de José Camarón. Grabado por Pasqual Pere Moles en 1779 para la cubierta de las Memorias históricas de Antoni de Capmany

El puerto de Barcelona en 1779 con numerosos barcos que muestran su importante actividad. En primer término, el faro, construido en 1772, indica la entrada a las aguas interiores

Dibujo de Pere Pau Montaña. Grabado por Pasqual Pere Moles para ilustrar la primera parte de las Memorias históricas, titulada “La Antigua Marina”

Representación del sector textil como "arte útil" o sector productivo de la ciudad sobre un fondo que muestra el comercio marítimo


Dibujo de Antonio Carnicero. Grabado por Pasqual Pere Moles para ilustrar la tercera parte de las Memorias históricas, titulada “Las Antiguas Artes de Barcelona”



Litografía publicada en 1856 dentro de la colección L’Espagne à vol d’oiseau. La obra original es de 1854 y fue diseñada por Alfred Guesdon. AHCB





El puerto antes del puerto moderno

Ilustrado por el arquitecto, dibujante y litógrafo bretón Alfred Guesdon (1808-1876)



Las mejores imágenes que representan el puerto y la fachada litoral de Barcelona a mediados del siglo XIX se deben al arquitecto, dibujante y litógrafo bretón Alfred Guesdon (Nantes, 1808-1876). La vista reproducida presenta el puerto en primer término. Se pueden ver los elementos de la infraestructura, las instalaciones y la actividad portuaria. A pesar del crecimiento de la actividad, el puerto era todavía una infraestructura menor.





A mediados del siglo XIX, durante la rápida industrialización de Barcelona y su entorno, el puerto presentaba grandes insuficiencias que limitaban el desarrollo económico. Los dos problemas esenciales eran la falta de abrigo suficiente y el bajo calado de los muelles y dársenas interiores, debido a la entrada de arena como consecuencia de la dinámica litoral de aportación de sedimentos.

  • El muelle Nuevo, construido entre 1816 y 1822
  • Farola para señalar la entrada del puerto
  • Almacenes y factoría de Talleres Nuevo Vulcano
  • Espigón interior con el faro de 1772
  • El muelle Viejo, más adelante llamado de la Barceloneta
  • Grúa o machina para elevar grandes pesos y arbolar barcos
  • Mercancías sobre el muelle
  • Pequeños almacenes en la playa interior del puerto
  • Pequeño embarcadero de pasajeros, construido en 1849
  • Draga de vapor
  • Vapor remolcando tres barcazas
  • Dos barcas de mesana
  • Vapor descargando sobre barcaza
  • Velero remolcado por dos barcas a remo
  • Barcos atracados de popa en el muelle Nuevo
  • Barcos fondeados frente al muelle Viejo
  • Taller de carpintero de ribera
  • Barcas pescando
  • Portal de Mar
  • Barceloneta
  • Huertas de San Beltrán
  • Atarazanas Reales
  • Muralla de Mar
  • Plaza Duque de Medinaceli
  • Santa María del Mar
  • Ramblas
  • Industrias de vapor del Raval
  • Iglesia de Santa María del Pino
  • Catedral
  • Palacio Real Mayor
  • Paseo de Gracia y Campos Elíseos
  • Ciudadela
  • Plaza de toros de la Barceloneta




Un ensanche de la ciudad hacia el mar

El puerto de Barcelona a finales del siglo XIX




Plan de Reforma y Ensanche de Ildefons Cerdà (1859). AHCB



La construcción de un puerto moderno e industrial

El plan de ensanche urbanístico de Barcelona (1859) del ingeniero Ildefons Cerdà, pionero del urbanismo moderno, ya incorporaba, con los conocimientos técnicos más avanzados del momento, el proyecto de un puerto industrial, diseñado por el ingeniero Josep Rafo. Con el derribo de las murallas y el impulso constructivo, el puerto encontró la oportunidad de crecer. En 1869 se constituyó la Junta de Obras del Puerto de Barcelona, responsable de su administración y gestión, con el objetivo de consolidar el aumento del tráfico y las actividades portuarias. En 1875 se terminaron las obras del puerto industrial en la versión del proyecto modificada por el primer director de la Junta de Obras, el ingeniero Mauricio Garrán. A finales de siglo, las mejoras ya eran insuficientes debido al crecimiento del tráfico marítimo.







El Puerto crece

100 años de ampliación





A finales del siglo XIX, el puerto necesitaba muelles más amplios y de mayor calado, así como instalaciones más potentes para la carga y descarga de mercancías. Para solucionarlo, el presidente de la Junta de Obras, Carlos de Angulo, proyectó su ampliación entre 1900 y 1904. Definió la prolongación del dique del Este y la construcción de un contradique de aguas abrigadas con muelles anchos, largos, profundos y bien equipados con almacenes y grúas eléctricas. Las obras se terminaron en 1925. Hasta 1965, en el puerto no se haría ninguna otra mejora ni ampliación.





Los bombardeos sobre la ciudad durante la Guerra Civil española (1936-1939) y la posterior autarquía franquista afectaron las infraestructuras y el tráfico portuarios. La política económica de la dictadura no se modificó hasta la década de 1960. Entonces el carbón, como principal mercancía, dio paso a los cementos, los derivados del petróleo y el gas natural. Aparecieron también los contenedores. En 1965, el puerto se amplió hacia los pies del Morrot de Montjuic y hacia el Llobregat. Las obras, que se alargaron hasta finales de los años ochenta, aportaron una terminal de contenedores, un muelle de inflamables, una terminal de automóviles, una central de transportes terrestres e instalaciones especializadas.





Al llegar la década de 1980, el puerto pasa a ser administrado como Puerto Autónomo de Barcelona y, con la colaboración de la iniciativa privada, lleva a cabo tres proyectos pioneros: el primero, el plan especial del Puerto Viejo (1989), con la apertura al público del área lindante con la ciudad; el segundo, el desarrollo del tráfico de cruceros, fruto de los Juegos Olímpicos (1992), y el tercero, la creación de la Zona de Actividades Logísticas, ZAL (1990), una gran plataforma de recepción, actividades y distribución de mercancías. Posteriormente, un nuevo plan director (1998) ampliaría el puerto duplicando sus superficies operativas entre los años 2001 y 2011. Fruto de esta ampliación, en veinte años -de 1998 a 2018- el tráfico de mercancías pasó de 24,7 a 67,7 millones de toneladas.













Cronología del puerto

El pasado presente

 

Desde la creación de la Junta de Obras, el puerto ha crecido gracias a cuatro grandes proyectos y sus obras correspondientes.





Mercè Conesa

Presidenta del Puerto de Barcelona

(Portal de la Pau, 4 de marzo de 2021)







José Alberto Carbonell

Director general del Puerto de Barcelona

(Portal de la Pau, 4 de marzo de 2021)







  • El puerto logístico es la zona destinada al desarrollo de servicios logísticos vinculados a la actividad portuaria. Es un centro internodal que ofrece distintos servicios mediante el alquiler de naves.
  • El puerto de la energía es la zona destinada a los derivados del petroleo, gases y productos químicos.
    Tiene un papel clave en la recepción, el almacenaje y la distribución de los recursos energéticos de un amplio territorio.
  • El puerto comercial se destina a la carga y descarga de mercancías. Dispone de terminales especializadas y polivalentes y de instalaciones para el cabotaje con las islas Baleares y otros puertos cercanos.
  • El puerto de los pasajeros es la zona para los ferris y cruceros. Dispone de terminales marítimas especializadas en función del tráfico.
  • El puerto Viejo es el puerto urbano, abierto a los ciudadanos y reconocido en todo el mundo como paradigma de integración entre puerto y ciudad.
    Con 70 hectáreas, concentra la actividad portuaria y pesquera y los servicios de náutica y deporte, cultura y formación, negocios, comercio y ocio.
  • Entre el Portal de Mar y el antiguo baluarte de Migjorn, hoy al lado de la estación de Francia, es donde se encontraron en 2008 los restos del primer puerto artificial de Barcelona, construido a partir de 1477 y que se convirtió en la base inicial de reformas hasta el puerto actual.
    Al lado del espigón medieval, apareció el pecio Barceloneta I.






Carta Histórica de Barcelona

Evolución cartográfica del litoral, la fachada marítima y el puerto de Barcelona



Epílogo

El puerto y la ciudad

 

La Carta Histórica de Barcelona visualiza la evolución de la ciudad y de su litoral al amparo de la intensa actividad comercial y portuaria que, a mediados del siglo XV, culminaba con la creación del primer muelle de Barcelona. Desde entonces, el puerto se ha convertido en la principal infraestructura y motor económico de Barcelona y Cataluña.

 

El Barceloneta I evidencia y evoca el intenso tráfico marítimo medieval. El primer muelle, a su vez, fue la base inicial del puerto de época moderna, el núcleo principal de las reformas de finales del siglo XIX y, 150 años más tarde, del puerto contemporáneo. Un puerto del siglo XXI que nos conecta con el mundo como ya lo hacía más de 600 años atrás.



Créditos y agradecimientos



El Puerto de Barcelona se compromete con el patrimonio y la historia de Barcelona y de Cataluña y trabaja para su conservación y difusión.

La realización de esta exposición se ha hecho en colaboración con el Museo de Historia de Barcelona.

Agradecimiento especial a Antoni Gelonch, presidente del Cercle del Museu d'Història de Barcelona (Casa Padellàs, 10 de marzo de 2021) Ver vídeo



Fuentes documentales

El Puerto de Barcelona. De la creación de la Junta de Obras a la actualidad (1869-2019), de Joan Alemany. Autoridad Portuaria de Barcelona, 2019.
Barcelona, capital mediterránea - La metamorfosis medieval, siglos XIII-XV. Libro de sala n.º 30. MUHBA, 2019.
Barcelona, puerto mediterráneo entre océanos. El testimonio del barco Barceloneta I. Libro de sala n.º 33. MUHBA, 2021.

Fondo gráfico y multimedia

Archivo de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB)
Archivo Fotográfico de Barcelona (AFB)
Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona (AHCB)
Filmoteca de Catalunya (FC)
Imagen procedente del fondo de la Biblioteca Nacional de España (BNE)
Österreichische Nationalbibliothek (ÖNB)
Servicio de Arqueología de Barcelona (SAB)
Carta Histórica de Barcelona. MUHBA.
Modelo del barco: Marcel Pujol, Lluís Rovira y Bruno Parès
Diseño del mapa de los Consulados de Mar: Andrea Manenti

Aportación de contenidos y asesoramiento

Equipo del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA), Mikel Soberón, Aina Mercader y Joan Alemany

ESTRATEGIA CORPORATIVA

Quaderna, Estratègia Corporativa

Audiovisuales e interactivos

Tururut, Art Infogràfic y Paula Ustarroz

Corrección y traducciones

Gemma Garcia Reverte y Allan Bebbington

Producción y comunicación

Produccions Planetàries Solucions Audiovisuals

Realización

Port de Barcelona
Departamento de Patrimonio Cultural
Barcelona, mayo de 2021









Proyecto de ampliación del puerto de Josep Rafo, de 1859

(Archivo de la Autoridad Portuaria de Barcelona)

El primer proyecto elaborado por el ingeniero Josep Rafo i Tolosa, aprobado en 1860, consistía en la construcción del dique Este, del dique Oeste -o contradique- y de tres grandes muelles que daban lugar a tres dársenas y un antepuerto. El proyecto se llevó a cabo en las obras realizadas fundamentalmente entre 1869 y 1875, y solo se construyeron las infraestructuras exteriores de los diques Este y Oeste, y de los muelles de Ribera.





Proyecto de Mauricio Garrán de 1873

(Archivo de la Autoridad Portuaria de Barcelona)

La distribución interior de los muelles y dársenas no se llevó a cabo según la propuesta de 1860, sino que en 1873 se aprobó otro proyecto firmado por el primer director de la Junta de Obras, el ingeniero Mauricio Garrán. Con las obras realizadas entre 1869 y 1875 se empezaron a superar los problemas históricos de insuficiencia de resguardo y relleno interior y en las tres últimas décadas del siglo XIX fue posible un gran crecimiento del tráfico.





El puerto resultante de las obras de los proyectos aprobados en 1860 y en 1873 acogió eventos importantes de la ciudad como la Exposición Universal de 1888. La vista muestra las escuadras en el puerto con motivo de la inauguración de la Exposición Universal. Dibujo de A. Caula. AHCB